A pesar de estar tan solo a 35km llegar hasta allí era una odisea.
Salíamos por la mañana en el primer autobús y teníamos que esperar hasta las 4 de la tarde, en otro pueblo más grande, al siguiente transporte que nos dejaría allí hasta el 30 de agosto porque siempre había promesas de que íbamos a ir a la playa pero la pereza y la escasez de medios hacía que no nos moviéramos hasta el último día del mes para regresar de nuestro veraneo.
Cuando iniciábamos las vacaciones para aprovechar este tiempo, entre un autobús y otro, hacíamos un recorrido por las casas de los tíos y primos de mi padre, era entonces cuando sabíamos que el verano empezaba.
Primero te medían y te pesaban, a ojo siempre ¡claro!, que alta estás, cuánto has medrado, que delgada es esta chiquilla, se parece a ... y luego las preguntas de rigor sobre los estudios.
Mientras nos dirigíamos de una a otra casa por el camino siempre nos parábamos en el comercio de un señor que vendía alpargatas a la voz de mi tía que nos decía:
-¡Vamos a entrar a saludar al viejo Fernando!
Viejo o vieja es una palabra cariñosa que tanto mi padre como mis tíos utilizan con normalidad dada su influencia latina.
Fernando era de esas personas que desde que nacen ya parecen mayores y se mantienen así toda su vida por lo que calcularle la edad con mis pocos años era para mi muy difícil.
El parentesco con el resto de las visitas lo teníamos muy claro mis
hermanos y yo porque ya se encargaba mi madre de explicárnoslo,
muchos días de invierno en la cocina, mientras preparaba la comida, así que nunca hemos confundido un yerno con una nuera y una consuegra con una tía abuela.
Pero cuando preguntábamos qué era el viejo Fernando era mi padre el que siempre contestaba:
-Es un medio pariente.
Y nosotros callábamos a pesar de no entenderlo sabíamos que no
era como los otros que visitaríamos a lo largo de la mañana.
Años más tarde he llegado a la conclusión que debía ser algún primo (lejano o medio pariente) de mi abuela por la coincidencia en los apellidos.
Desde entonces y cada día que vuelvo a escuchar a mi padre que dice eso de "es un medio pariente" hace que esboce una sonrisa y me encanta porque no se lo he oído a nadie pero en la familia ya forma parte de nuestro lenguaje.
Es por eso que yo creo que estos dos que he tejido son medio parientes también. Espero que os gusten.
Estos patrones no son míos.
Han sido un regalo de Reyes.
9 comentarios:
Una historia muy bonita, y esos dos seguro que tienen algún pariente en común
Preciosa tu entrada y los medio parientes que has hecho. Besos
Han quedado preciosos. Me gusta mucho los dientes del que sonríe
Son una potxolada los dos. :)
Pues a mi me encantan ;-)
Preciosos!!!!!!
muxuss
Preciosa historai y bonitos animalillos.Mil besines.
Pues molan un montón. Y sí que es cierto de los líos que te montas de pequeño con los parentescos, jaja, y que hay "menos" familia que es "más" familia...
si que me he soltado una carcajada al final, porque no esperaba que dijeras que eran medio parientes esos dos....te quedaron relindos.
un abrazo
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